Tango
argentino - Para bailarines y acompañantes
Por Alcides
Ferrari
Como el
titulo lo dice hoy trataré de explicar algunas situaciones y/o cuestiones (creo
interesantes), para aquellos que disfrutan de BAILAR UN TANGO y también para
quienes acompañan gustando de su música y de sus arabescos al bailarlo.
El tango es
una danza complicada, voluptuosa y por sus inicios se caracteriza por ser un
baile “machista” en el que el hombre dirige o marca y la mujer lo sigue o se
deja llevar. Complicado, porque procura que una pareja "abrazados"
realicen movimientos, figuras, pausas, cortes y quebradas, todo en una
coreografía diferente para ambos, manteniendo el abrazo hasta el final .
Una forma de
simplificar esta danza, (conservando el abrazo) sería que bailaran con pasos
simétricos, iguales, en espejo. Pero no, el tango es tango justamente porque se
trata de dos personas que abrazadas realizan figuras y movimientos muy
distintos y que deben complementarse para realizar una sola danza en la cual se
improvisa todo el tiempo. Y este es el secreto de su éxito; es la principal
innovación que ofreció al mundo.
En este
sentido, hombre y mujer, con dos roles, técnicas y posiciones NO iguales se
hallan homogeneizados. Obviamente deben complementarse, cooperar, y hasta
acordar entre ellos, porque si compiten, si no colaboran el uno con el otro, es
imposible que bailen, o al menos, que bailen bien. Una de las fórmulas es que
alguien conduzca, que alguien lleve adelante la dirección de la danza, y que el
otro se acople, acuerde y decida dejarse guiar. Hay algo maravilloso en eso de
que dos seres tan diferentes como un hombre y una mujer, que muchas veces ni se
conocen, puedan bailar algo casi mágico abrazados y al ritmo de la música. Para
esto es necesario coincidir en sus sensibilidades y un acuerdo profundo entre
ambos bailarines.
Algunos
dicen que el tango ha creado “un monstruo con un solo torso y cuatro patas”. La
función del hombre está en estricta dependencia de la función mujer y
viceversa, lo que importa es bailar tango y disfrutar con ello, por tal cada
uno deberá tratar de ocupar su lugar y de contribuir a ello, aceptando varias
reglas para bailar un tango y no una rumba. No hay nada de lujuria en el
abrazo; fueron los críticos del abrazo quienes introdujeron su lujuria en el
tango (…que es bailado con una honda fruición ...).
Cualquiera
que quiera aprender a bailar el tango, y en especial el hombre quien tiene la
parte más complicada (figuras, pasos, marcar , etc.), necesita cierto tiempo
hasta que pueda encontrar otra cosa en el abrazo con la mujer, que NO solo sea
tratar de “sentir” el cuerpo del otro/a. Si el único interés es la seducción,
la pasión, la sensualidad… en el “abrazo”, no haría falta tomarse el trabajo de
aprender a bailar un tango.
La posición
de la mujer para bailar tango es: Primero “dejar que la lleven”, obviamente, es
lo principal del rol femenino. La conducción del hombre, no significa como
muchas veces se considera, que ocupa una posición de sometida, o pasiva.
Dejarse llevar por el hombre no es "subordinarse" a él, sino aceptar
la conducción necesaria para lograr bailar. Esto hay que remarcarlo cuando
están aprendiendo, porque para muchas mujeres es difícil aceptarlo y ven esto
con el prejuicio de sentirse sometidas.
Segundo ,
más difícil aún, es saber diferenciar cuándo deben dejarse llevar y cuándo no.
(Sobre lo cual se debe trabajar en el proceso de aprendizaje) es la clave para
que la mujer aprenda a bailar el tango y pueda disfrutar con ello, porque es la
base de poder tener un buen equilibrio, y de saber mover sus pies para seguir
al hombre, siendo así el otro personaje activo de la danza, logrando que ambos
tengan una postura firme y consistente sin perder su sensibilidad.
Las personas
frágiles e inseguras (Los flanes) tienen dificultad para bailar así como los
excesivamente rígidos. Toda mujer que se deje llevar como una hoja por el
viento, que no ofrezca una leve tensión a la marca, es decir que no ponga en
juego su modo de bailar, lo más probable es que no pueda disfrutar del baile y
sea una dificultad para el hombre. Cuando el hombre marca a una mujer, ésta a
su vez ya le debe marcar su posición en la danza, su peso, su liviandad, sus
movimientos rápidos o dificultosos, condicionando así la marcación del hombre,
porque no se tratan de acciones independientes sino que unas están en relación
con las del otro. Un hombre que zamarrea a la mujer no puede bailar bien y una
mujer que se deja zamarrear tampoco.
El lugar de
la mujer u hombre, está basado en la técnica y “labor” que despliega cada uno
durante el baile. Las buenas milongueras saben dejarse llevar, aceptando la
propuesta del hombre que baila bien, favoreciendo su expresión al no verse
limitado por su compañera y esto se multiplica porque la mujer logra desplegar
la creatividad de su estilo, recreando el arte de la danza.
El baile de
tango posee efectos benéficos, la mayoría de mujeres y hombres logran mejorar
su postura, su equilibrio y firmeza en el cuerpo. Una de las razones por la
cual los bailarines en la "milonga" se dan las gracias al terminar la
tanda, es porque cada uno agradece al otro la posibilidad de desplegar su
fervor, su habilidad y su sentimiento, debido a que el tango tiene “tres
compases”, primero Escucharlo, después Sentirlo y finalmente Bailarlo… .hasta
la próxima.
Saludos y un
abrazo milonguero. Chiche Ferrari
(Chiche)
Ferrari: prodtango@hotmail.com
